lunes, 26 de noviembre de 2012

 


Todos con Cepeda

El mundo del boxeo se ha unido para apoyar a César Cepeda, un púgil al que un incomprensible error médico arruinó su carrera. Le operaron la mano equivocada y las dos quedaron sin fuerza. Tras casi seis años de cruzada, el 17 de diciembre va a juicio. Sueña con que se haga justicia.

 

Todos con Cepedatp
J. Leiva | 07/10/2012
“Mi historia la puedo contar como un drama, como una historia de terror, como un monólogo humorístico… la he contado tantas veces que puedo darle cualquier matiz. Lo único que espero es que su final sea siempre el mismo: justicia”. Así se presenta César Cepeda en su Escuela de Boxeo de Móstoles. Desde 2007 ya no puede boxear y se dedica a enseñar el deporte que fue su vida antes de que un fallo médico le apartara de él. Ésta es su historia.
En 2007. Cepeda era uno de los púgiles más prometedores del boxeo español (21 victorias en 23 combates). En un combate en Gijón notó un fuerte dolor en un nudillo de la mano izquierda: “Ya en Madrid acudí al hospital Montepríncipe, el que me indicaba la mutua. Tras seis meses de pruebas supervisadas por R. R. (iniciales del cirujano que le operó y del que nunca ha revelado el nombre), el 21 de abril de 2007 ingreso para que me operen porque me dicen que tengo una vaina rota y una pequeña bursitis. Soy el cuarto paciente al que opera R. R. aquel día. Me dijeron que se trataba de un trámite. Me pusieron anestesia general y me dormí”. Fue el comienzo de su pesadilla.
“Al despertar, aún atontado por la anestesia, veo que es la mano derecha la que está vendada. Yo sólo acierto a decir: ¡Pero qué habéis hecho, era la otra mano! Rápidamente me vuelven a dormir para operarme la otra mano… ¡con otra anestesia general!”.
En casa. César pide perdón por hablar tan deprisa, pero en ocasiones su ritmo es más pausado y sus ojos muestran más tristeza: “Me volví a despertar con las dos manos vendadas después de cinco horas de operaciones. Apenas había recobrado el conocimiento y en el hospital me decían que me tenía que ir ya. Mi entrenador, Luis Muñoz, me aconsejó que no me fuera de allí. Estaba con las dos manos inservibles. Al final me marché a casa con mis padres. Intenté dormir, pero a las cuatro de la mañana me desperté porque las manos me dolían horrores. Fue la primera vez que tuve lucidez para darme cuenta de lo que había pasado. Me derrumbé”.
César interpuso una demanda contra el hospital, más cuando, con el paso del tiempo, comprobó que ninguna de las dos manos había quedado bien. “La derecha, en la que me operaron por error, había perdido la fuerza, estaba peor que la otra. Tengo los tendones fuera del carril. Habían terminado con mi carrera y con mi vida. Era boxeador y me sentía como si me hubieran cortado las manos”.
Juicio. Desde entonces César lucha para que se haga justicia. El hospital dio diferentes versiones, entre ellas que la mano derecha también estaba mal antes de entrar en quirófano, por lo que le habían hecho un favor. También intentaron llegar a un acuerdo ofreciéndole 50.000 euros por enterrar el tema. “Mis anteriores abogados querían que firmara, y yo lo que hice fue cambiar de abogados. Tras luchar mucho, por fin el 17 de diciembre es el juicio y espero que haya merecido la pena”.
Hasta entonces, el mundo del boxeo posa con una camiseta que reza Todos somos Cepeda. Maravilla, Kiko Martínez, Campillo, Céspedes, Varón… “Soy el único capaz de unir al boxeo de este país”, bromea. “Todos me conocen como ‘el de las manos’ (en Facebook le apoyan 13.500 personas). Lo asumo, pero estoy cansado. Sólo quiero que se haga justicia y que se termine. No lo hago por dinero, que me den lo que me corresponda, pero mi objetivo todo este tiempo ha sido defender mi honor, ese que me quitaron en un quirófano”.

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