lunes, 21 de noviembre de 2011

LESIONES EN LA PRÁCTICA DEL BOXEO



Como deporte de contacto pleno que es, el boxeo tiene un potencial de peligro que no puede ni negarse ni obviarse. Aún con eso, comparativamente, no se encuentra dentro de los parámetros más extremos. Submarinismo, alpinismo, deportes de motor, hípica, tienen un potencial de peligro mayor propiciado por las magnitudes con las que se juega y por la imposibilidad de detención de la acción.
La aplicación de un reglamento estricto, una voluntad de prevención por parte de todos las partes actuantes (federativos, managers, entrenadores, púgiles), una buena metodología (aunando técnica y conocimientos médicos) y una búsqueda de igualdad (en peso, envergadura, nivel, edad) en los entrenamientos reducen los accidentes, alargan la vida deportiva, y fomentan un buen ambiente en los gimnasios.
Curiosamente, mucha gente que denigra la práctica del boxeo no reflexiona sobre los efectos de los remates de cabeza en el fútbol, las entradas de un defensa, desde atrás, con una aceleración de 20 m en el rugby. Un codazo en la cara en un remate de baloncesto, los efectos de una caída en sprint o en bajada en ciclismo, o meramente todo las consecuencias a largo plazo de una carrera deportiva profesional en la mayoría de los deportes. Todos riesgos, llegado un punto, son iguales (sea caerte de un andamio, sufrir un accidente de carretera o caerte en la ducha), lo importante es conocerlos y tomar medidas. Enunciaremos algunas lesiones que se presentan en nuestro deporte.

LESIONES EN LA PARTE ALTA

Lesiones oculares: Los ojos, por su importancia, tienen una disposición (protección de las cuencas, párpados y cejas) y una irrigación sanguínea que permite la recuperación en tiempo récord. De las lesiones más importantes se deben destacar los desprendimientos de retina (los miopes tienen un 50% más de propensión a padecerla). Con la costura del dedo pulgar en los guantes, la imposición de no vendar el dedo pulgar (así se es más propenso a lesión), la prohibición de los golpes de "conejo" por detrás de la oreja, se ha conseguido minorar el riesgo a padecer dicha lesión. Los síntomas son una aparición de manchas en la visión (como mariposas, que diría Leonard a Angelo Dundee). Cuando oprimimos con el dedo el globo ocular, la aparición de colores se debe precisamente a una sobreestimulación de la retina. Ante la aparición de estos síntomas es vital no agacharse hacia adelante (la función de la retina es precisamente retener), sino todo lo contrario, tumbarse boca arriba, lo que muchas veces ayuda a que la retina vuelva a su sitio. La posición debe mantenerse hasta que se pueda proporcionar ayuda médica. Actualmente se opera con éxito mediante láser, pero durante muchos años fue sinónimo de ceguera parcial y luego total. Boxeadores como Muangsuring (rival de Perico y víctima de Hearns que se la produjo en tres asaltos, terminó ciego), Leonard, Barkley (en los dos ojos), Hill, la padecieron y volvieron a sus carreras, pero con la visión periférica muy dañada.
Si un golpe duro (generalmente un cabezazo y un codazo), produce un daño sobre el músculo ocular los síntomas suelen ser la visión doble y borrosa.
La catarata traumática (jadeo constante que produce una excoriación del cristalino, acentuado con agentes extraños como sudor, vaselina, etc) puede degenerar en lesión irrecuperable (el tailandés Somsog, que realizó durisimas peleas en España a comienzos del 90 la padecía).
Los cortes en los párpados no revisten generalmente consecuencias graves a largo plazo, pero la forma de cuchilla del arco superciliar los abre con los golpes y la sangre enturbia la visión del ojo dejando al boxeador sin capacidad de ver el relieve, viendo la imagen plana y perdiendo la noción de distancia.
La rotura del arco superciliar por un cabezazo es tremendamente aparatosa, pero no reviste gran importancia si no afecta al nervio óptico.
La constante costura de la cejas, sumada al paso de los años (bajada de colágeno, atrofia de la hipófisis) va restando elasticidad a los tejidos. La frase de que a los veinte los golpes duelen menos, tiene pues una base científica.
Lesiones Nasales: Desde la epitaxis (flujo de sangre, que se reconduce con agua fría en la nuca a fin de constreñir las venas), hasta la rotura de tabique y sus consecuencias (vegetaciones, incapacidad de respirar por las fosas en algunos boxeadores), hay toda una variable de lesiones, a veces agravada en la esquina por los coachs que te meten los bastoncillos literalmente hasta el cerebro, como son las roturas de las bolsas lacrimales, que producen los famosos derrames tipo mapache.
Lesiones faciales: Desde erosiones cutáneas (ojo con los guantes desconchados) hechas con el correaje (tipo a los que infringió Ali a Frazier), hasta roturas de pómulo. El empleo de vaselina es fundamental para evitar estos problemas. Las lesiones producidas en la mandíbula (generalmente esguinces en el ligamento mandibular) son muy molestas, un buen protector bucal, la dentadura en condiciones y una buena respiración de combate son fundamentales para evitar accidentes.
Lesiones de oído: Desde las típicas orejas de coliflor por erosiones (también se dan en rugby y lucha) hasta lesiones por compresión vestibular, con pérdida del equilibrio y vértigo, del tipo Berbick versus Tyson. El empleo del protector bucal, al permitir el paso del aire por el oído (fijémonos en las viejas películas de piratas donde muerden madera al disparar los cañones, o los movimientos que hacemos para destaponar los oídos después de bajar una montaña o nadar). Una compresión fuerte puede provocar un pequeño coágulo vestibular, con crisis de vértigo muy molestas, amén de otitis.

LESIONES INTERNAS

Los choques producidos en la práctica del boxeo (bien sean golpes, paradas bruscas en el movimiento, etc) pueden tener muy diversa trascendencia. El cerebro, de complexión esponjosa, se encuentra rodeado de líquido encefalorraquídeo. Cuando se aplica una fuerza en la zona más distal (mentón), los maseteros trasladan el movimiento a la caja craneal, el cerebro choca con las paredes internas. Se produce desde una sobrestimulación leve ( un ligero atontamiento), hasta una sobrestimulación en el cerebro medio, que implica una bajada de tensión arterial, y afecta a los mecanismos automatizados (respirar, mantenerse de pie, etc) con un efecto parecido al del alcohol (las primeras copas nos deshiniben, las siguientes nos hacen perder la vertical, como mecanismo de defensa ante una mayor intoxicación).
Si el impacto es muy exagerado (debido a que no lo vimos venir, nos pilló estirados, por el efecto acumulativo de los golpes, etc), se puede producir el temido hematoma subcrural (el coágulo cerebral), que tiene todos los síntomas de una trombosis. Ante un golpe claro, el árbitro desgrana la cuenta, hace una pregunta sencilla, y se fija en la dilatación asimétrica de la pupila. Si la dilatación surgiera en el ojo derecho, la lesión se produce en el hemisferio izquierdo. Las primeras 24 horas son críticas (de ahí el no dejar dormir al púgil nockeado), y la exploración con escáner es fundamental (los electroencefalogramas no detectan lesiones, sólo actividad cerebral). El consejo de no comer en las horas próximas al combate es importante ante la posibilidad de una operación.
El casco no evita este tipo de problemas (impide visión, aumenta el peso del cráneo aumentando también el efecto del golpe), así como el incremento de las onzas en el guante (sólo sirve para ampliar la superficie del escudo defensivo, pero su incremento de masa en el proyectil se traduce en un mayor choque interno). Sólo el mantenimiento de una buena posición defensiva (cuello, absorción con los amortigüadores naturales, un buen bocado, mucha concentración y un árbitro o entrenador dentro del ring en las sesiones de guantes pueden minorar dichos peligros). El número de neuronas que se pueden perder por sesiones duras de guantes, a veces con desigualdades manifiestas de peso, da pie a la famosa frase de que el boxeador muere en los entrenamientos, no en la pelea. El boxeador, atontado por los golpes, muchas veces no es consciente de su situación (el cerebro segrega multitud de sustancias dopantes ) y sigue los entrenamientos. La repetición de estas conductas se traduce en lesiones "por rozamiento" contra la parte interna de la caja craneal, creando pequeñas cicatrices donde anteriormente se produjeron los microtraumatismos, y donde las neuronas ya no pueden unirse. Nos encontramos con la famosa "borrachera de golpes", "drug -punch", la típica enfermedad de los boxeadores que dilatan su carrera o agotan su "cupo" de golpes prematuramentre. Los síntomas es una repentina bajada de tono muscular (facialmente parecen distendidos), un tastablilleo de piernas en cuanto les conectan, y una sensación de que los golpes del rival se ven pero no podemos pararlo, amén de la sensación de que no nos dañan. La aplicación de electroencefalogramas es inútil para detectar esta patología. La retirada de la licencia en una edad límite puede ser una medida eficaz.

LESIONES EN LAS MANOS

Son las más comunes. Los boxeadores que comienzan ganando por KO y terminan sus carreras con victorias a los puntos muchas veces lo deben a esta razón (Fenech, Chicanito Hernández, Woodhall, etc). El vendaje es fundamental (ojo con los vendajes duros en las sesiones de guantes, pueden producir daños serios en los competidores). Un boxeador que meta una mano en la calle, generalmente tiene una lesión asegurada. La sensación de seguridad del vendaje y el guante no se corresponde con la dureza de conexión sin ellos. La aplicación de vendajes duros en el puño trasladan las patologías al codo (como las botas de esquí a las rodillas). Codo de tenista, epicondilitis, etc, son comunes en los boxeadores. Las lesiones de este tipo las propician el uso contínuo de guantes de gran peso, o el empleo constante de sacos demasiado pesados y duros (a la larga producen microtraumatismos ariculares).

LESIONES POR IMPACTO EN LA MEDIA SECCIÓN

Los golpes al cuerpo van desde sobreestimulaciones nerviosas (golpe al hígado del que ya hablé en varios artículos) hasta contusiones de mayor a menor importancia. Desde una contusión molesta en las costillas flotantes (de larga recuperación por la movilidad que tienen) hasta su rotura y perforación de otros órganos (pulmones), rotura de bazo (muy difícil, pero que se caracteriza por una rigidez de esa zona y precisa una hospitalización inmediata), golpe al plexo que afecta al ritmo cardíaco de forma momentánea, golpe a la garganta que envara la tráquea de forma temporal pero muy molesta, sin entrar en los golpes bajos. El reglamento especifica claramente las zonas de golpeo, en atención muchas veces a la seguridad de los púgiles más que en interés de la mera puntuación (no pegar en los riñones, ojo con las cabezas, etc). La reiteración de mantener el cara a cara, y la posición de erguida se repiten constantemente, y es de importancia que se respete.
Sin ser médico (el doctor Masa de la federación es un auténtico experto), mi intención ha sido enumerar alguna de las consecuencias que pueden traer la práctica irracional del boxeo. Puede que alguno le parezca un catálogo de horrores, pero repito que no es más peligroso que la mayoría de los deportes de medio contacto. El empleo de materiales idóneos (no digo los guantes que se están diseñando, por entre otros Emmanuel Steward), una organizacion de los entrenamientos idónea (potenciando los desplazamientos, la defensa, prestando debida atención, etc), unos encuentros igualados y controles férreos ante reiterados KO son fundamentales para minimizar los riesgos.
Si bien el boxeo se desarrolla en una potencial situación de peligro físico , los mecanismos y reglamentos articulados minimizan dicho peligro. La posibilidad de terminar con las acciones (del púgil, el entrenador y sobre todo del árbitro) no se dan en una caída de alpinismo, un rally o en espeleología, las magnitudes son infinitamente mayores y una vez desencadenadas no tienen posibilidad de ser anuladas. El boxeo tiene en su metodología muchas facetas, se puede trabajar con aparatos (sacos de todo tipo, cuerda, comba, sombra, etc), trabajos específicos de defensa (de la premisa "golpe lo más duro posible, en el sitio más doloroso, en el momento más adecuado", podemos anular cualquiera de ellas, y el riesgo baja de forma radical. Podemos hacer guantes con trabajos de antemano condicionados, un púgil trabaja rectos y el otro curvos para no encontrarnos con fuego cruzado, por ejemplo. Se puede trabajar a la manopla reproduciendo situaciones del combate donde el púgil siente un riesgo más ficticio que real. La propia metodología de este deporte va de menos a más, y generalmente los primeros meses son los más propicios a recibir golpes, más por la impericia del principiante (la propia técnica recoge fundamentos defensivos hasta en los ataques) y su ansiedad que por el propio desarrollo de la actividad deportiva. La competición es patrimonio de unos pocos, pero hay un pelotón en los gimnasios que forman la base para la siguiente generación, amén de aquellos cuyo único fin es practicar un deporte magnífico, lleno de cualidades extrapolables a la vida diaria, que conjuga las cualidades físicas, morales y la auto-defensa. No es en si un deporte violento, pero sí agresivo, como lo es la vida que llevamos. Y en cuanto a riesgos, nacer ya es arriesgado, de hecho... terminas muriendo.

Texto de : Francisco Menéndez Campa
Edición   :Boxing is life


Resumiendo, entre otras cosas, las normalmente afectadas por este deporte son :


HombroOsteotendinosas Síndrome de fricción acromial.

Muñeca Oseas Carpo rugoso a nivel 2º y 3º metacarpiano.

Mano Oseas Fractura del maxilar inferior. Bursitis del nudillo del 2º y 3º metacarpiano. Luxaciones metacarpofalángicas del 1er. dedo Luxaciones interfalángicas. Fractura de Bennett (fractura-luxación del 1er. metacarpiano) y diáfisis del 2º y 3º metacarpiano. Cuello del 5º metacarpiano. Musculares Desgarro del recto anterior del abdomen; bíceps braquial. Ruptura de la porción larga del bíceps braquial.

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