OBJETIVO-WALCOTT
“La experiencia es esa cosa que cuando la tienes, ya no sirve para nada”. Marciano repite constantemente esa frase.
Walcott ostenta el titulo tras derribar antes del lÍmite a un Ezzard Charles, que le había ganado 2 veces y destruyendo los pronósticos (6-1 a favor de Charles).
Walcott ostenta el titulo tras derribar antes del lÍmite a un Ezzard Charles, que le había ganado 2 veces y destruyendo los pronósticos (6-1 a favor de Charles).
El púgil
Joe Jersey aparenta más los 42 años que la prensa le atribuye, que los 36 que él pregona. Es un gran púgil defensivo, que se adapta muy bien a los púgiles tradicionales de 1-2 (Louis y Marciano, por ejemplo). El peso es un poco más elevado que el de Marciano, pero la distribución muscular es muy distinta. Por lo demás, sólo les separa... 15 años.
Walcott es el prototipo de Steper (maneja todo tipo de pasos laterales) y en 1 m2 es capaz de engañar a cualquier pegador, aunque su edad no le permite hacer gran acopio de movimientos a lo largo del ring.
Los golpes al cuerpo los neutraliza con sus ½ pasos, y sus movimientos de cintura, hombros y cabeza anulan los ataques a la cara. Boxea muy bien a la contra, dobla con la misma mano, y tiene un perfecto dominio de las cuerdas y la esquina. Con ese arsenal, más la capacidad de cinchar y pesar, pretende evitar la media distancia de la apisonadora humana que es Marciano. Eddie Futch lo consideró como el púgil mas técnico en la categoría de los pesados. Walcott estuvo a punto de ser fichado por el gran entrenador Blackburn, en Chicago. Un repentino ataque de tifus le obligó a estar en cama 2 meses y a no pelear en un año. Blackburn se centro en un tal Joe Louis Barrow.
Walcott estuvo siempre llevado por autenticas ratas, trabajando no ya para dar de comer a sus 6 hijos, sino incluso para pagarse los gastos de entrenamiento. Trabajar y luego entrenar. En 1945, el dueño de un restaurante, Joe Webster y su socio, Bocchicchio deciden llevarle la carrera . “Por lo menos podía comer caliente y abundante”. Falsificarán la edad del púgil. Entrenará en el Gleason de Greenwood Lake. Su carrera comienza a despegar. En 1947 viaja a California, a medirse con Joe Maxim. Ganará 35000 $ (10 veces más que todo lo ganado en 19 años de boxeo). Incluso un tipo nacido en Jersey, de padre boxeador, invierte algún dinero en Joe. El tipo se llama Frank Sinatra.
Walcott es el prototipo de Steper (maneja todo tipo de pasos laterales) y en 1 m2 es capaz de engañar a cualquier pegador, aunque su edad no le permite hacer gran acopio de movimientos a lo largo del ring.
Los golpes al cuerpo los neutraliza con sus ½ pasos, y sus movimientos de cintura, hombros y cabeza anulan los ataques a la cara. Boxea muy bien a la contra, dobla con la misma mano, y tiene un perfecto dominio de las cuerdas y la esquina. Con ese arsenal, más la capacidad de cinchar y pesar, pretende evitar la media distancia de la apisonadora humana que es Marciano. Eddie Futch lo consideró como el púgil mas técnico en la categoría de los pesados. Walcott estuvo a punto de ser fichado por el gran entrenador Blackburn, en Chicago. Un repentino ataque de tifus le obligó a estar en cama 2 meses y a no pelear en un año. Blackburn se centro en un tal Joe Louis Barrow.
Walcott estuvo siempre llevado por autenticas ratas, trabajando no ya para dar de comer a sus 6 hijos, sino incluso para pagarse los gastos de entrenamiento. Trabajar y luego entrenar. En 1945, el dueño de un restaurante, Joe Webster y su socio, Bocchicchio deciden llevarle la carrera . “Por lo menos podía comer caliente y abundante”. Falsificarán la edad del púgil. Entrenará en el Gleason de Greenwood Lake. Su carrera comienza a despegar. En 1947 viaja a California, a medirse con Joe Maxim. Ganará 35000 $ (10 veces más que todo lo ganado en 19 años de boxeo). Incluso un tipo nacido en Jersey, de padre boxeador, invierte algún dinero en Joe. El tipo se llama Frank Sinatra.
La pelea
Las negociaciones para la pelea son largas (Félix Bocchichio, mánager de Joe, cumple condena y esta desposeído de su licencia). Una hipotética lesión de Marciano cubre la espera.
Por fin los contratos se firman. Joe percibirá su mayor bolsa (40%) 138070$ más otros 140.000 $ de derechos de television. Marciano sólo recibe el 20%.
La pelea comienza con un Walcott aplicando todo su arsenal defensivo y acoplándose a un Marciano, en su pelea de siempre.
En el 2° asalto, el hook de izda de Joe, limpio como con Charles, impacta en un Marciano que entra sin llevar los guantes por delante. Charley Daggert le cuenta hasta 6.
Marciano reacciona a lo Marciano. Golpes al cuerpo, de forma inmisericorde. Pelea al caos, al filo de la navaja. Walcott va ordenado, el oficio se lo permite.
En el 6°, los dos púgiles sangran, Walcott por un corte en el ojo izdo, Marciano por varios puntos. Los desplantes de Joe frustran a un Marciano, que como todos los púgiles de presión, necesitan de un rival que a la vez les respondan con presión.
De pronto, en el 7°, el italiano comienza a apagarse.
Cuando llega a la esquina, empieza a vociferar que no ve por su ojo izdo.
Weill, Goldman, Colombo, toda su esquina irrumpen en acusaciones contra el mánager ex-convicto de Walcott. Uno puede confiar siempre en los delincuentes... nunca cambian. Según ellos, Bochichio ha huntado guante y espalda de Walcott con alguna sustancia química (a lo Battling Siki, o Alí-Liston).
Pero la realidad es otra. Sam Silverman, promotor de N. Inglaterra que estaba en el Ringside de Marciano, contó que después de la caida y ante el pobre trabajo del aspirante, Weill estaba como loco, y transmitió todo el nerviosismo a la esquina.
Alguien pasó por el corte en el ojo izdo de Marciano una esponja con la que habían limpiado linimento. En ese momento Silverman oyó decir “mierda“ al púgil, pero lo achacó a que iba perdiendo la pelea.
La pelea continúa. Ahora también con quejas de Walcott por el mismo mal.
Antes de empezar el 13° round, las puntuaciones son 8-4, 7-5, 7-4-1, a favor de Walcott, que no olvidemos es a la sazón el campeón. Aún perdiendo el 13 y el resto de asaltos, sale como mínimo un nulo, luego retiene el titulo. Si Walcott no es supersticioso, debería serlo.
A los 33 segundos del comienzo del fatídico asalto, Marciano hace retroceder por todo el ring a Walcott, que toca la cuerda, hace un movimiento hacia su salida por su lado derecho (siempre que hace eso, Marciano tira su gancho izdo para cerrarlo) para engañar al italiano y conectar su derecha.
Bien sea por la presión, los años, una equivocación... Walcott “se pisa la polla”, abriéndose unos 10 cm y bajando su hombro izdo. Justo por ahí, con un recorrido corto, en dirección al cuello, Marciano cambia la estrategia y envía su derecha cruzada (Suzy Q).
El cerebro, la mandíbula, hasta los empastes de Walcott salen del estadio. Es un golpe tan devastador que horripila verlo. Los fotógrafos aman a la Roca, porque por número de golpes y previsibilidad, da muy buenas fotos.
Walcott, como un soldado abatido en una alambrada, se balancea inane en la cuerda central. Es una mano que vale un título, cientos de miles de dólares, la inmortalidad. La televisión ya utiliza varias cámaras en el ring. Millones de personas asisten a la ejecución de “el arte supremo“ desde todos los ángulos. La aproximación de los dos golpes casi simultáneos, amplificó su dureza y redujo el tiempo de ejecución. Durante muchos años, esa mano ha sido un lugar común y recurrente, para explicar la dureza del boxeo.
La anécdota que narra Bentley, el jefe de prensa de Marciano, sólo puede darse en el boxeo. Tras la pelea, Marciano visitó el vestuario de Joe. Para romper el hielo, Marciano le preguntó por un buen hotel, en Jersey, para hospedarse. Walcott, perplejo, le miró a la cara, creyendo que el italiano estaba de coña. Nada de eso. Marciano no tenía aristas, era lo que aparentaba. Al final, al despedirse, Walcott le dijo que era un gran tipo.
“Old Man River” también apreciaba a la Roca. El mérito de la pelea obligaba a un remacht.
En mayo del 54, en Chicago ante 16.000 personas, a los 2 minutos y 25 segundos del primer asalto, Marciano cierra la salida de Walcott con un gancho ascendente y conecta un tremendo upper de dcha que manda a la lona al púgil negro. El público protesta, preguntándose como un boxeador que casi gana la anterior pelea puede tener tan pobre rendimiento en 145 segundos de acción. Eso se amplifica cuando sale a la luz que percibió 250000$ mientras que el italiano, campeón, sólo cobro 166000$.
El “que te paguen mucho y que te peguen poco” es una premisa del boxeo de pago.
Si uno visiona la pelea ve a un árbitro, acelerado como un Micckey Rooney alto de coca, que cuenta a un Walcott recién llegado a la lona mientras el italiano no ha llegado a rincón neutral. Después de la cuenta, levanta la mano a Marciano con la satisfacción del agraciado en un cupón de la ONCE. Parece que el campeón es él, y no Marciano.
Walcott, es normal, se retira.
Por fin los contratos se firman. Joe percibirá su mayor bolsa (40%) 138070$ más otros 140.000 $ de derechos de television. Marciano sólo recibe el 20%.
La pelea comienza con un Walcott aplicando todo su arsenal defensivo y acoplándose a un Marciano, en su pelea de siempre.
En el 2° asalto, el hook de izda de Joe, limpio como con Charles, impacta en un Marciano que entra sin llevar los guantes por delante. Charley Daggert le cuenta hasta 6.
Marciano reacciona a lo Marciano. Golpes al cuerpo, de forma inmisericorde. Pelea al caos, al filo de la navaja. Walcott va ordenado, el oficio se lo permite.
En el 6°, los dos púgiles sangran, Walcott por un corte en el ojo izdo, Marciano por varios puntos. Los desplantes de Joe frustran a un Marciano, que como todos los púgiles de presión, necesitan de un rival que a la vez les respondan con presión.
De pronto, en el 7°, el italiano comienza a apagarse.
Cuando llega a la esquina, empieza a vociferar que no ve por su ojo izdo.
Weill, Goldman, Colombo, toda su esquina irrumpen en acusaciones contra el mánager ex-convicto de Walcott. Uno puede confiar siempre en los delincuentes... nunca cambian. Según ellos, Bochichio ha huntado guante y espalda de Walcott con alguna sustancia química (a lo Battling Siki, o Alí-Liston).
Pero la realidad es otra. Sam Silverman, promotor de N. Inglaterra que estaba en el Ringside de Marciano, contó que después de la caida y ante el pobre trabajo del aspirante, Weill estaba como loco, y transmitió todo el nerviosismo a la esquina.
Alguien pasó por el corte en el ojo izdo de Marciano una esponja con la que habían limpiado linimento. En ese momento Silverman oyó decir “mierda“ al púgil, pero lo achacó a que iba perdiendo la pelea.
La pelea continúa. Ahora también con quejas de Walcott por el mismo mal.
Antes de empezar el 13° round, las puntuaciones son 8-4, 7-5, 7-4-1, a favor de Walcott, que no olvidemos es a la sazón el campeón. Aún perdiendo el 13 y el resto de asaltos, sale como mínimo un nulo, luego retiene el titulo. Si Walcott no es supersticioso, debería serlo.
A los 33 segundos del comienzo del fatídico asalto, Marciano hace retroceder por todo el ring a Walcott, que toca la cuerda, hace un movimiento hacia su salida por su lado derecho (siempre que hace eso, Marciano tira su gancho izdo para cerrarlo) para engañar al italiano y conectar su derecha.
Bien sea por la presión, los años, una equivocación... Walcott “se pisa la polla”, abriéndose unos 10 cm y bajando su hombro izdo. Justo por ahí, con un recorrido corto, en dirección al cuello, Marciano cambia la estrategia y envía su derecha cruzada (Suzy Q).
El cerebro, la mandíbula, hasta los empastes de Walcott salen del estadio. Es un golpe tan devastador que horripila verlo. Los fotógrafos aman a la Roca, porque por número de golpes y previsibilidad, da muy buenas fotos.
Walcott, como un soldado abatido en una alambrada, se balancea inane en la cuerda central. Es una mano que vale un título, cientos de miles de dólares, la inmortalidad. La televisión ya utiliza varias cámaras en el ring. Millones de personas asisten a la ejecución de “el arte supremo“ desde todos los ángulos. La aproximación de los dos golpes casi simultáneos, amplificó su dureza y redujo el tiempo de ejecución. Durante muchos años, esa mano ha sido un lugar común y recurrente, para explicar la dureza del boxeo.
La anécdota que narra Bentley, el jefe de prensa de Marciano, sólo puede darse en el boxeo. Tras la pelea, Marciano visitó el vestuario de Joe. Para romper el hielo, Marciano le preguntó por un buen hotel, en Jersey, para hospedarse. Walcott, perplejo, le miró a la cara, creyendo que el italiano estaba de coña. Nada de eso. Marciano no tenía aristas, era lo que aparentaba. Al final, al despedirse, Walcott le dijo que era un gran tipo.
“Old Man River” también apreciaba a la Roca. El mérito de la pelea obligaba a un remacht.
En mayo del 54, en Chicago ante 16.000 personas, a los 2 minutos y 25 segundos del primer asalto, Marciano cierra la salida de Walcott con un gancho ascendente y conecta un tremendo upper de dcha que manda a la lona al púgil negro. El público protesta, preguntándose como un boxeador que casi gana la anterior pelea puede tener tan pobre rendimiento en 145 segundos de acción. Eso se amplifica cuando sale a la luz que percibió 250000$ mientras que el italiano, campeón, sólo cobro 166000$.
El “que te paguen mucho y que te peguen poco” es una premisa del boxeo de pago.
Si uno visiona la pelea ve a un árbitro, acelerado como un Micckey Rooney alto de coca, que cuenta a un Walcott recién llegado a la lona mientras el italiano no ha llegado a rincón neutral. Después de la cuenta, levanta la mano a Marciano con la satisfacción del agraciado en un cupón de la ONCE. Parece que el campeón es él, y no Marciano.
Walcott, es normal, se retira.
ES SÓLO ROCK & ROLL, PERO ME GUSTA
Marciano vence pero no convence. Weill piensa en la revancha con La Starza. La injustificable decisión dividida de su pelea en el 1950, puede limpiar el historial de Marciano.
En el mítico Campo de Polo de NY en septiembre del 53 se escenificará la pelea. Sólo asisten... 44.562 personas (¿Qué pueden ver los de las filas traseras?).
Los 6 primeros asaltos son repetición de la anterior pelea. Starza es un púgil ordenado, defensivo, se desplaza perfectamente por el ensogado, se cincha, mete series rápidas a dos manos, no se queda más de 1/2 segundo delante del campeón. Marciano recurre a acciones antireglamentarias para acortar distancia (bajar la cabeza a la altura de la cintura, para no dejar superficie de golpeo al rival, golpes fuera del blanco reglamentario, entrar con la cabeza). Golstein, el árbitro, ante la reiteración, penaliza a Marciano.
La Starza va ganando limpiamente a los puntos.
De repente, Marciano, en el 7°, resucita. Con una ferocidad y determinación que pocas veces se puede ver en un ring, opta por la estrategia de martillear la guardia del rival y no al rival en si mismo. Con un movimiento de predetención parecido a un bateador, golpea los antebrazos, hombros, guantes del rival, sin importarle que estos golpes no puntúen o pueda lesionarse o desfondarse. Sólo el ruido del golpe guía a Marciano.
Serán 3 asaltos en este régimen de pelea, al bulto y a todo vapor. En el 11°, con La Starza en las cuerdas, Marciano no sólo mantiene, sino que incrementa aún más la intensidad y la carga del golpe. Ahora Starza está en la cuerdas, pero fijo. El árbitro cuenta 5 a un Starza que se levanta y continúa la cuenta hasta nueve. Los hematomas en los brazos, el tremendo dolor articular y óseo de Starza son prueba de que donde Marciano pega, hace daño. La tetanización muscular que producen esos golpes imposibilitan la respuesta. Y es capaz de pegar así continuamente. Rompe cuerpos, mente y espíritu.
Marciano pasa la prueba, demostrando que si su boxeo no evoluciona en técnica, si ha ganado en perfeccionamiento de estilo y en condición física.
La dureza de las últimas peleas hacen pensar a Weill de tomar un nuevo rival blando. Weill se equivoca. Será cualquier cosa menos blando.
En el mítico Campo de Polo de NY en septiembre del 53 se escenificará la pelea. Sólo asisten... 44.562 personas (¿Qué pueden ver los de las filas traseras?).
Los 6 primeros asaltos son repetición de la anterior pelea. Starza es un púgil ordenado, defensivo, se desplaza perfectamente por el ensogado, se cincha, mete series rápidas a dos manos, no se queda más de 1/2 segundo delante del campeón. Marciano recurre a acciones antireglamentarias para acortar distancia (bajar la cabeza a la altura de la cintura, para no dejar superficie de golpeo al rival, golpes fuera del blanco reglamentario, entrar con la cabeza). Golstein, el árbitro, ante la reiteración, penaliza a Marciano.
La Starza va ganando limpiamente a los puntos.
De repente, Marciano, en el 7°, resucita. Con una ferocidad y determinación que pocas veces se puede ver en un ring, opta por la estrategia de martillear la guardia del rival y no al rival en si mismo. Con un movimiento de predetención parecido a un bateador, golpea los antebrazos, hombros, guantes del rival, sin importarle que estos golpes no puntúen o pueda lesionarse o desfondarse. Sólo el ruido del golpe guía a Marciano.
Serán 3 asaltos en este régimen de pelea, al bulto y a todo vapor. En el 11°, con La Starza en las cuerdas, Marciano no sólo mantiene, sino que incrementa aún más la intensidad y la carga del golpe. Ahora Starza está en la cuerdas, pero fijo. El árbitro cuenta 5 a un Starza que se levanta y continúa la cuenta hasta nueve. Los hematomas en los brazos, el tremendo dolor articular y óseo de Starza son prueba de que donde Marciano pega, hace daño. La tetanización muscular que producen esos golpes imposibilitan la respuesta. Y es capaz de pegar así continuamente. Rompe cuerpos, mente y espíritu.
Marciano pasa la prueba, demostrando que si su boxeo no evoluciona en técnica, si ha ganado en perfeccionamiento de estilo y en condición física.
La dureza de las últimas peleas hacen pensar a Weill de tomar un nuevo rival blando. Weill se equivoca. Será cualquier cosa menos blando.
LAS GORE MOVIE: EZZARD CHARLES VS ROCKY MARCIANO
Ezzard Charles es un púgil con cartel, con buenas peleas con púgiles como Walcott y Louis, que viene de vencer a Coley Wallace y a un pegador y poco encajador Satterfield.
Pero todo el mundo sabe que en realidad es un peso semi-pesado (hoy lo encasillaríamos en crucero) subido a pesado por motivos económicos, y aunque sólo es 3 años mayor que Marciano, la opinión de los expertos es que ya viene de vuelta. Si uno se fija cuando cae contra Walcott, se le ve una tremenda determinación por continuar.
Ezzard no viene a entregar nada.
Louis dijo de los enfrentamientos Walcott-Charles que Joe Jersey nunca cambia de estilo, en cambio Ezzard es capaz de modificarlo en el transcurso de la pelea buscando siempre la victoria. Es un púgil taquillero, entregado (su mánager Jake Mintz sufrió un infarto en la esquina, en su pelea con Louis).
Charles tiene encima un muerto en su haber (Sam Baroundi). Desde entonces le quitan el veneno a “La cobra de Cincinatti“ y lo bautizan como “El rayo de Cincinnati” (!Glubbb!). Tras esa tragedia, su boxeo es menos agresivo.
Lo cierto es que Charles es un boxeador veloz, listo, muy técnico, con un estilo de boxeo muy cambiante.
La pelea se escenifica en el Estadio de los Yankees, en el verano del 54.
Si bien la estatura es pareja, la complexión de Marciano reduce a Charles a la condición de un llavero.
El púgil negro he estudiado perfectamente al italiano. Le trabaja a la distancia, y evita el intercambio de Marciano, con cintura y buena guardia. No se va ni un momento a la zona de cuerdas, siempre evoluciona por el centro del ring. Saca menos manos que el italiano, eso es cierto, pero sus golpes de derecha por dentro pasan por entre los ataques por fuera del italiano. Rompe las serie de Marciano con un sólo golpe. En varias ocasiones estopa al italiano con el recto de derecha cuando este va atacar (el daño es evidente, pues Marciano se para). Nunca contra con hook a Marciano (evita el fuego cruzado). Ezzard Charles tiene experiencia como luchador, lo que le sirve para el clinch.
Con eso, Charles corta el ojo de su rival unos 5 cm. De largo por 1 cm de profundidad. La carnicería, de nuevo, está servida. Y sólo estamos en el 4° round.
Fredie Brown, el cutman destajista del italiano, es claro. ”Si se abre un centímetro más, no será un corte, será un grifo”. La esquina ruega al árbitro que deje continuar al de Brokton. Y el referee lo permite.
La raza y el instinto asesino del italiano vuelven a salir de nuevo. En el 8° asalto no es sólo sudor lo que mana de la frente de Charles. Un corte muy feo en el ojo derecho. La marea de golpes va subiendo en torno al púgil negro, que consigue acabar los asaltos del 10 al 13 gracias a ponerle mucho corazón. Marciano está abierto por varios cortes.
En el Round 14 uno no sabe si admirar más la resistencia de Charles o el esfuerzo de Marciano. Al acabar el round 15, la cara de los dos púgiles refleja el tremendo castigo recibido por ambos. Las esquinas les colocan el batín y la capucha de inmediato.
La pelea es claramente favorable a Marciano ( 8-5-2, 9-5-1, 8-6-1).
Marciano no ha podido noquear al semipesado. Y ha recibido un tremendo castigo. Su hija Mary Ann se asusta y no lo reconoce. Su mujer Barbara comienza a llorar. Han visto por primera vez, la otra cara del dólar.
Marciano ha demostrado que es un finisher, que sale a ganar todos los asaltos (a diferencia de casi todos los pesados que conjugan asaltos de presión con asaltos “blandos”). Pero también demuestra que su estilo de ”no hacer prisioneros”, sus carencias defensivas de guardia son un regalo para las contras de derecha.
Sólo tres meses mas tarde se disputa la revancha.
La derecha de Marciano envía al tapiz en el 2° round a un Charles que se agarra e intenta sobrevivir los siguientes 3 asaltos. Marciano va afianzándose en las cartulinas.
Pero como si de un guión de suspense (a lo Amenábar) se tratase, en el 6°, Marciano sufrirá el mayor corte de su vida (que ya es decir). Su fosa nasal izda es cortada hacia arriba más de 5 cm, por el codo derecho de Charles, con la contundencia de un hachazo. La sangre brota como un géiser.
Toda la esquina del italiano se desgañita con el médico. A regañadientes, deja continuar a la Roca.
Goldman le dice a la Roca que su nariz está cortada a la mitad. Allie Colombo le grita que no hay manera de parar eso, que vaya a por él.
Cuando Marciano sale, Ferdie Pacheco, en el ringside, se fija en la mirada del italiano “Va a ir a matar a ese chico, para ganar. No va a parar hasta hacerlo”.
Ezzard Charles sobrevive al 7° asalto (probablemente el más duro de su carrera). Pero el fin esta cerca.
En la esquina le piden un esfuerzo supremo al italiano. Es el último asalto. No hay forma humana de que dejen continuar la pelea.
En el 8°, Marciano se corta otra vez, profundamente, en el ojo izdo. Ignorando la sangre, con desesperación, logra alcanzar con la derecha la cabeza de Charles. Este se levanta a la cuenta de cuatro. Intenta finalizar el asalto, pero una serie a dos manos de Marciano le hacen doblar la rodilla. El árbitro Al Berrl termina la cuenta. Todo ha acabado.
La capacidad de lucha hará que Charles no acepte que su carrera termine. Boxeará 5 años más, de las 23 peleas que hace, perderá 13. A los 38 años cuelga los guantes.
Marciano ya no sólo es un héroe deportivo. De la portada de revistas deportivas pasa a encabezar las de todo tipo. El sueño americano se nutre de grandes empresas, mujeres de grandes curvas, coches enormes, y claro está, también de ese muchacho italiano, que podía fácilmente ser el vecino de enfrente, rodeado de su mujer Barbara y su hija Mary Ann. Es un fenómeno social, conecta con todos, con sucesivos presidentes, estrellas de cine, cantantes. Hace innumerables apariciones televisivas. Y no parece que la fama se le suba a la cabeza.
Pero todo el mundo sabe que en realidad es un peso semi-pesado (hoy lo encasillaríamos en crucero) subido a pesado por motivos económicos, y aunque sólo es 3 años mayor que Marciano, la opinión de los expertos es que ya viene de vuelta. Si uno se fija cuando cae contra Walcott, se le ve una tremenda determinación por continuar.
Ezzard no viene a entregar nada.
Louis dijo de los enfrentamientos Walcott-Charles que Joe Jersey nunca cambia de estilo, en cambio Ezzard es capaz de modificarlo en el transcurso de la pelea buscando siempre la victoria. Es un púgil taquillero, entregado (su mánager Jake Mintz sufrió un infarto en la esquina, en su pelea con Louis).
Charles tiene encima un muerto en su haber (Sam Baroundi). Desde entonces le quitan el veneno a “La cobra de Cincinatti“ y lo bautizan como “El rayo de Cincinnati” (!Glubbb!). Tras esa tragedia, su boxeo es menos agresivo.
Lo cierto es que Charles es un boxeador veloz, listo, muy técnico, con un estilo de boxeo muy cambiante.
La pelea se escenifica en el Estadio de los Yankees, en el verano del 54.
Si bien la estatura es pareja, la complexión de Marciano reduce a Charles a la condición de un llavero.
El púgil negro he estudiado perfectamente al italiano. Le trabaja a la distancia, y evita el intercambio de Marciano, con cintura y buena guardia. No se va ni un momento a la zona de cuerdas, siempre evoluciona por el centro del ring. Saca menos manos que el italiano, eso es cierto, pero sus golpes de derecha por dentro pasan por entre los ataques por fuera del italiano. Rompe las serie de Marciano con un sólo golpe. En varias ocasiones estopa al italiano con el recto de derecha cuando este va atacar (el daño es evidente, pues Marciano se para). Nunca contra con hook a Marciano (evita el fuego cruzado). Ezzard Charles tiene experiencia como luchador, lo que le sirve para el clinch.
Con eso, Charles corta el ojo de su rival unos 5 cm. De largo por 1 cm de profundidad. La carnicería, de nuevo, está servida. Y sólo estamos en el 4° round.
Fredie Brown, el cutman destajista del italiano, es claro. ”Si se abre un centímetro más, no será un corte, será un grifo”. La esquina ruega al árbitro que deje continuar al de Brokton. Y el referee lo permite.
La raza y el instinto asesino del italiano vuelven a salir de nuevo. En el 8° asalto no es sólo sudor lo que mana de la frente de Charles. Un corte muy feo en el ojo derecho. La marea de golpes va subiendo en torno al púgil negro, que consigue acabar los asaltos del 10 al 13 gracias a ponerle mucho corazón. Marciano está abierto por varios cortes.
En el Round 14 uno no sabe si admirar más la resistencia de Charles o el esfuerzo de Marciano. Al acabar el round 15, la cara de los dos púgiles refleja el tremendo castigo recibido por ambos. Las esquinas les colocan el batín y la capucha de inmediato.
La pelea es claramente favorable a Marciano ( 8-5-2, 9-5-1, 8-6-1).
Marciano no ha podido noquear al semipesado. Y ha recibido un tremendo castigo. Su hija Mary Ann se asusta y no lo reconoce. Su mujer Barbara comienza a llorar. Han visto por primera vez, la otra cara del dólar.
Marciano ha demostrado que es un finisher, que sale a ganar todos los asaltos (a diferencia de casi todos los pesados que conjugan asaltos de presión con asaltos “blandos”). Pero también demuestra que su estilo de ”no hacer prisioneros”, sus carencias defensivas de guardia son un regalo para las contras de derecha.
Sólo tres meses mas tarde se disputa la revancha.
La derecha de Marciano envía al tapiz en el 2° round a un Charles que se agarra e intenta sobrevivir los siguientes 3 asaltos. Marciano va afianzándose en las cartulinas.
Pero como si de un guión de suspense (a lo Amenábar) se tratase, en el 6°, Marciano sufrirá el mayor corte de su vida (que ya es decir). Su fosa nasal izda es cortada hacia arriba más de 5 cm, por el codo derecho de Charles, con la contundencia de un hachazo. La sangre brota como un géiser.
Toda la esquina del italiano se desgañita con el médico. A regañadientes, deja continuar a la Roca.
Goldman le dice a la Roca que su nariz está cortada a la mitad. Allie Colombo le grita que no hay manera de parar eso, que vaya a por él.
Cuando Marciano sale, Ferdie Pacheco, en el ringside, se fija en la mirada del italiano “Va a ir a matar a ese chico, para ganar. No va a parar hasta hacerlo”.
Ezzard Charles sobrevive al 7° asalto (probablemente el más duro de su carrera). Pero el fin esta cerca.
En la esquina le piden un esfuerzo supremo al italiano. Es el último asalto. No hay forma humana de que dejen continuar la pelea.
En el 8°, Marciano se corta otra vez, profundamente, en el ojo izdo. Ignorando la sangre, con desesperación, logra alcanzar con la derecha la cabeza de Charles. Este se levanta a la cuenta de cuatro. Intenta finalizar el asalto, pero una serie a dos manos de Marciano le hacen doblar la rodilla. El árbitro Al Berrl termina la cuenta. Todo ha acabado.
La capacidad de lucha hará que Charles no acepte que su carrera termine. Boxeará 5 años más, de las 23 peleas que hace, perderá 13. A los 38 años cuelga los guantes.
Marciano ya no sólo es un héroe deportivo. De la portada de revistas deportivas pasa a encabezar las de todo tipo. El sueño americano se nutre de grandes empresas, mujeres de grandes curvas, coches enormes, y claro está, también de ese muchacho italiano, que podía fácilmente ser el vecino de enfrente, rodeado de su mujer Barbara y su hija Mary Ann. Es un fenómeno social, conecta con todos, con sucesivos presidentes, estrellas de cine, cantantes. Hace innumerables apariciones televisivas. Y no parece que la fama se le suba a la cabeza.
THE ROCKY HORROR SHOW
Weill pretende esta vez no equivocarse. Marciano sólo ha tenido batallas, necesita ahora un pelea de baja intensidad. Se critica que Marciano sólo se pega con púgiles de bajo peso. Se busca a un inglés, Don Cockell, muy por encima del peso del italiano (le sobran sus kilitos), pero de la misma talla, con poca pegada y eso si, mucho coraje. Cockell inspira el respeto del individuo que se va a enfrentar a una situación que lo supera.
En el pesaje, Marciano se acerca a al báscula donde está subido el inglés, mira el peso que marca y hace un gesto divertido, como si se hubiera asustado.
El mánager del inglés pide que el ring se amplíe a las medidas máximas.
"¿Porque?", le dicen los americanos, "tu chico no es tan alto”. Nadie espera que pase del 3°.
La pelea hay que clasificarla en el Catálogo de Horrores del Boxeo, apartado golpes antirreglamentarios. En cualquier país civilizado, donde se aplique la Convención de Ginebra, los Derechos Humanos y el código Penal, Marciano no habría pasado del 3° asalto sin ser descalificado.
En el 1° asalto golpes a los riñones. En el 3°, golpes tras la campana. En el 4°, codazo y corte, igual que en el 6°, además de golpes fuera del tiempo, golpes bajos en todos los asaltos, golpes de conejo en stop, cabezazos brutales, un disparo con el inglés en la lona en el 9°.
Marciano esta vez golpea arriba, ante los michelines amortiguantes del inglés y su poca capacidad de rodar golpes. El castigo es inaudito. El inglés se para a intercambiar golpes con Marciano, y aún sobrevive hasta el noveno.
En el pesaje, Marciano se acerca a al báscula donde está subido el inglés, mira el peso que marca y hace un gesto divertido, como si se hubiera asustado.
El mánager del inglés pide que el ring se amplíe a las medidas máximas.
"¿Porque?", le dicen los americanos, "tu chico no es tan alto”. Nadie espera que pase del 3°.
La pelea hay que clasificarla en el Catálogo de Horrores del Boxeo, apartado golpes antirreglamentarios. En cualquier país civilizado, donde se aplique la Convención de Ginebra, los Derechos Humanos y el código Penal, Marciano no habría pasado del 3° asalto sin ser descalificado.
En el 1° asalto golpes a los riñones. En el 3°, golpes tras la campana. En el 4°, codazo y corte, igual que en el 6°, además de golpes fuera del tiempo, golpes bajos en todos los asaltos, golpes de conejo en stop, cabezazos brutales, un disparo con el inglés en la lona en el 9°.
Marciano esta vez golpea arriba, ante los michelines amortiguantes del inglés y su poca capacidad de rodar golpes. El castigo es inaudito. El inglés se para a intercambiar golpes con Marciano, y aún sobrevive hasta el noveno.
El ¿árbitro?, Frankie Brown, se embolsa el récord de paga en el estado de California (1000$). Me recuerda el chiste del automovilista que es increpado por el policía al pasar un semáforo en rojo. “Perdone, agente, es que soy daltónico”. Y el policía le responde “¿Que pasa, que en Daltonia no tenéis semáforos?“.
El árbitro era de Daltonia, y quería a la Roca.
El árbitro era de Daltonia, y quería a la Roca.
FIN DE TRAYECTO. ARCHIE MOORE
El cubano Nino Valdés tiene todas las papeletas para ser el nuevo rival. Pero un Archie Moore ambicioso le gana a los puntos en las Vegas. La edad de Archie fluctúa según él o su madre. Pongamos que lleva 42 años de camino en su peregrinación hacia el Cielo, cuando se cruza con Marciano. Comenzó hace 17 años como weltwer. Su capacidad de cambio de peso la achaca a una pócima que trajo de Australia, en su periplo boxistico. Yo no tomaría dicho brebaje de Eucaliptus, y dudo que incluso él lo tomara. Maxim, Harold Johnson, “Bobo" Olson están en su lista.
En principio, la pelea no muestra ningún interés. Pero el propio Moore, harto de los mánagers (llegó a tener 8) se dedica a promocionar, durante meses, la pelea con poemas, dibujos, cartas, publicadas en todo tipo de periódicos. Lo cierto es que tiene 120 KO de 190 peleas (hoy un tipo con 40 combates nos parece un veterano).
En realidad se llama Archibald Lee Wrigth. Tomó el apellido de su tío, que lo crió cuando sus padres se separaron.
Es un púgil completo, muy versátil, que crea muchas oportunidades, con una técnica depurada para el golpe, como Langford pero sin su punch. No va directamente a la batalla. Posee un gran jab, con el que desgasta al rival sin desgastarse él, con el que abre las combinaciones y crea aperturas. En la media, tiene un tremendo cruzado de dcha seguido de un hoock de izda, que combina para desorientar al rival.
Su defensa es "a la francesa”, moviendo brazos y en cruz, un tremendo roading y muy buena cintura. Defensivamente es capaz de hacer 3 gestos a la vez. No es un boxeador de un sólo golpe, pero va desmontando al rival pieza a pieza, desde varios ángulos. La capacidad de cambio de estrategia la une a una guerra mental y psicológica. Si el número de KO asusta, el número de cuentas por caída del rival asombra.
Como Marciano (como todos los que al final llegan) es un fanático del entrenamiento. Esa es su poción mágica, 500 planchas, sombra con lastres durante horas... y con 42 años. Como semipesado estará 9 años y 45 días en la cumbre. Sólo Louis, Kilbane y Tomy Ryan lo superan.
2.248.117 $ y 61574 fans. La pelea se pospone un día por el pronóstico del Huracán Ione. Lo cierto es que sólo hizo un seco y agradable día de otoño.
Pero el pronostico acertó. El huracán azoto el ring.
En principio, la pelea no muestra ningún interés. Pero el propio Moore, harto de los mánagers (llegó a tener 8) se dedica a promocionar, durante meses, la pelea con poemas, dibujos, cartas, publicadas en todo tipo de periódicos. Lo cierto es que tiene 120 KO de 190 peleas (hoy un tipo con 40 combates nos parece un veterano).
En realidad se llama Archibald Lee Wrigth. Tomó el apellido de su tío, que lo crió cuando sus padres se separaron.
Es un púgil completo, muy versátil, que crea muchas oportunidades, con una técnica depurada para el golpe, como Langford pero sin su punch. No va directamente a la batalla. Posee un gran jab, con el que desgasta al rival sin desgastarse él, con el que abre las combinaciones y crea aperturas. En la media, tiene un tremendo cruzado de dcha seguido de un hoock de izda, que combina para desorientar al rival.
Su defensa es "a la francesa”, moviendo brazos y en cruz, un tremendo roading y muy buena cintura. Defensivamente es capaz de hacer 3 gestos a la vez. No es un boxeador de un sólo golpe, pero va desmontando al rival pieza a pieza, desde varios ángulos. La capacidad de cambio de estrategia la une a una guerra mental y psicológica. Si el número de KO asusta, el número de cuentas por caída del rival asombra.
Como Marciano (como todos los que al final llegan) es un fanático del entrenamiento. Esa es su poción mágica, 500 planchas, sombra con lastres durante horas... y con 42 años. Como semipesado estará 9 años y 45 días en la cumbre. Sólo Louis, Kilbane y Tomy Ryan lo superan.
2.248.117 $ y 61574 fans. La pelea se pospone un día por el pronóstico del Huracán Ione. Lo cierto es que sólo hizo un seco y agradable día de otoño.
Pero el pronostico acertó. El huracán azoto el ring.
1955, Yankee Stadium.
Como todas las peleas de Marciano fue un Thriller.
Marciano al aplicar su típico cruzado de dcha, y fallarlo, intenta reequilibrarse con su hook de izda. Moore da un paso lateral y dispara su recta en corto.
La Roca se va a la lona.
Otra vez, el amor del árbitro es infinito.
La cuenta de protección de ocho, de pie, que normalmente es operativa en el estado de NY, estaba suspendida para esta pelea. Harry Kessler lo olvidó. El amor es ciego.
Al sufrir el impacto, Marciano se incorpora, grogui, a la cuenta de dos. Se queda mirando al público, agarrado a la soga, completamente desubicado. Kessler, en vez de mandarlo a pelear, continúa desgranando la cuenta, limpia los guantes del italiano y lo manda a combatir.
Los 6 segundos de más son suficientes para que la mente del campeón le de la orden de sobrevivir. Son 6 segundos que, probablemente le cuesten el título a Archie. Jamás se lo perdonó al árbitro, que conocía de su carrera amateur, hacía más de 20 años.
“Estaba furioso con Kessler, era un obstáculo para acabar mi trabajo. Estaba ciego, idiotizado, focalicé mi ira sobre Marciano... olvidé boxearle. Olvidé que el boxeo es cosa de dos, y sólo pensaba en mi”.
De sobrevivir en el 3° (no dejando ni distancia ni blanco, comportándose como una apisonadora humana), Marciano pasa a mandar en el 6°. Las caídas de Moore se suceden. En el 8°, el ex-púgil Vincent Nardiello, a la sazón doctor de la Comisión de boxeo, le ofrece la posibilidad de una salida menos dura que el KO. ”Soy un campeón, y debo luchar” es la respuesta.
Al minuto de comenzar el 9°, Marciano hace cruzar todo el ring a Moore a base de ganchos. Es el fin. Exhausto, apoyado en las cuerdas, escucha la cuenta hasta el termino.
Su bolsa es sustanciosa, 241187$, pero seguirá boxeando. Antes de la pelea, dijo que era su última oportunidad de llegar a campeón de los pesados. Acertó.
Marciano al aplicar su típico cruzado de dcha, y fallarlo, intenta reequilibrarse con su hook de izda. Moore da un paso lateral y dispara su recta en corto.
La Roca se va a la lona.
Otra vez, el amor del árbitro es infinito.
La cuenta de protección de ocho, de pie, que normalmente es operativa en el estado de NY, estaba suspendida para esta pelea. Harry Kessler lo olvidó. El amor es ciego.
Al sufrir el impacto, Marciano se incorpora, grogui, a la cuenta de dos. Se queda mirando al público, agarrado a la soga, completamente desubicado. Kessler, en vez de mandarlo a pelear, continúa desgranando la cuenta, limpia los guantes del italiano y lo manda a combatir.
Los 6 segundos de más son suficientes para que la mente del campeón le de la orden de sobrevivir. Son 6 segundos que, probablemente le cuesten el título a Archie. Jamás se lo perdonó al árbitro, que conocía de su carrera amateur, hacía más de 20 años.
“Estaba furioso con Kessler, era un obstáculo para acabar mi trabajo. Estaba ciego, idiotizado, focalicé mi ira sobre Marciano... olvidé boxearle. Olvidé que el boxeo es cosa de dos, y sólo pensaba en mi”.
De sobrevivir en el 3° (no dejando ni distancia ni blanco, comportándose como una apisonadora humana), Marciano pasa a mandar en el 6°. Las caídas de Moore se suceden. En el 8°, el ex-púgil Vincent Nardiello, a la sazón doctor de la Comisión de boxeo, le ofrece la posibilidad de una salida menos dura que el KO. ”Soy un campeón, y debo luchar” es la respuesta.
Al minuto de comenzar el 9°, Marciano hace cruzar todo el ring a Moore a base de ganchos. Es el fin. Exhausto, apoyado en las cuerdas, escucha la cuenta hasta el termino.
Su bolsa es sustanciosa, 241187$, pero seguirá boxeando. Antes de la pelea, dijo que era su última oportunidad de llegar a campeón de los pesados. Acertó.
EPÍLOGO
El 21 de abril del 56, por sorpresa, La Roca anuncia su retirada, sin posibilidad de vuelta. Alega dolores de espalda y motivos personales.
Como el guión circular de una película, debemos volver al magnate Jim Norris.
Dos días después del anuncio de retirada, Jim Norris, y todo su séquito celestial son llamados al tribunal Federal del Gobierno. Desde 1949 hasta 1953, de 44 títulos mundiales, han organizado 38. Les aplicarán la ley antimonopolio (que permitirá la proliferación de nuevas organizaciones).
La IBC salta por los aires.
Mánagers, promotores, púgiles, entrenadores, desfilarán por el banquillo.
A los pollos del mismo corral, los fríen juntos.
Marciano ha ganado unos 4 millones de $, y Weill se ha llevado el 45%. El recuerdo de los púgiles veteranos que venció le hacen no caer en la tentación del come-back.
Cuando muere, en un accidente de aviación, a punto de cumplir los 46 años, toda América queda impresionada.
Cuando por motivos de testamento se descubre que sólo le quedan unos pocos miles de dólares, se hacen todo tipo de conjeturas referentes a sus mánagers.
Los delincuentes son gente de fiar, nunca cambian.
Basado en su historia (terminó estupendo para no pagar derechos de autor), el putapénico Stallone esbozó un comedia donde se interpretaba a si mismo y a su Sindrome de Down. En vez de fusilarlo, le dieron un Oscar. Ganó 20 veces más que Marciano en toda su carrera (hay que joderse y agarrarse para no caerse).
En España se intentó una version celtibérica del mito, de la mano del Morrosko de Cestona, Urtain, y en el papel de magnate el promotor taurino Martin Berrocal. El resultado fue como Rocky, pero con 15 cm de caspa.
Se rodaron 70 asaltos de guanteo, a puerta cerrada, entre Marciano y Alí (al que el italiano simplemente detestaba). Con la ayuda de un ordenador, se hizo un pastiche de pelea, con resultado para América (gana la Roca) y resultado para el resto del mundo (gana Alí). Dos púgiles que sólo hicieron lo que tenían que hacer, simplemente ser los mejores en su tiempo.
En este comentario he tratado de dibujar al boxeador, al hombre y a sus rivales con el máximo respeto, sólo porque lo merecen.
Lo mejor del boxeo han sido, son y serán los boxeadores.
Como el guión circular de una película, debemos volver al magnate Jim Norris.
Dos días después del anuncio de retirada, Jim Norris, y todo su séquito celestial son llamados al tribunal Federal del Gobierno. Desde 1949 hasta 1953, de 44 títulos mundiales, han organizado 38. Les aplicarán la ley antimonopolio (que permitirá la proliferación de nuevas organizaciones).
La IBC salta por los aires.
Mánagers, promotores, púgiles, entrenadores, desfilarán por el banquillo.
A los pollos del mismo corral, los fríen juntos.
Marciano ha ganado unos 4 millones de $, y Weill se ha llevado el 45%. El recuerdo de los púgiles veteranos que venció le hacen no caer en la tentación del come-back.
Cuando muere, en un accidente de aviación, a punto de cumplir los 46 años, toda América queda impresionada.
Cuando por motivos de testamento se descubre que sólo le quedan unos pocos miles de dólares, se hacen todo tipo de conjeturas referentes a sus mánagers.
Los delincuentes son gente de fiar, nunca cambian.
Basado en su historia (terminó estupendo para no pagar derechos de autor), el putapénico Stallone esbozó un comedia donde se interpretaba a si mismo y a su Sindrome de Down. En vez de fusilarlo, le dieron un Oscar. Ganó 20 veces más que Marciano en toda su carrera (hay que joderse y agarrarse para no caerse).
En España se intentó una version celtibérica del mito, de la mano del Morrosko de Cestona, Urtain, y en el papel de magnate el promotor taurino Martin Berrocal. El resultado fue como Rocky, pero con 15 cm de caspa.
Se rodaron 70 asaltos de guanteo, a puerta cerrada, entre Marciano y Alí (al que el italiano simplemente detestaba). Con la ayuda de un ordenador, se hizo un pastiche de pelea, con resultado para América (gana la Roca) y resultado para el resto del mundo (gana Alí). Dos púgiles que sólo hicieron lo que tenían que hacer, simplemente ser los mejores en su tiempo.
En este comentario he tratado de dibujar al boxeador, al hombre y a sus rivales con el máximo respeto, sólo porque lo merecen.
Lo mejor del boxeo han sido, son y serán los boxeadores.
Genial. Es una pasada que estos artículos tan buenos, se puedan acompañar además del vídeo :)
ResponderEliminarLo bueno que tienen los textos de Pacho,es que damos un repaso a la historia del box,pero su forma de relatarlo hace que su lectura sea muy entretenida.
ResponderEliminarincreíble....
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