sábado, 30 de julio de 2011

DICK TIGER: EL DERECHO A LUCHAR


Richard Ihetu nace en una tierra dura, en la ribera del Níger, llamada Amaigbo, 1929. Por línea paterna y materna, pertenece a una familia que ha practicado las formas de lucha ancestrales.
Su padre muere siendo él adolescente. Su madre inculca a toda la familia una educación sobria pero disciplinada. Comienza a trabajar en el puerto de Aba, comerciando con pequeñas mascotas (loros y monos).
Los primeros contactos con el boxeo los tiene en los años 40. Su forma de rodar los golpes, sus movimientos exagerados en el ring, le valen el apodo, puesto por los ingleses, de "el Tigre".
En 1949 se funda la primera federación de boxeo en Nigeria. En Lagos, la capital, continúa su carrera pugilística, con varias derrotas, como por ejemplo Tommy West ("Había demasiados boxeadores... y lo que era aún peor, todos más grandes que yo").
Inglaterra, tras la guerra, necesita mano de obra. Richard aprovecha y se embarca hacia Liverpool. Le acompaña su esposa, Abigail, que trabajará en la industria textil.
Corre el año 1951.
Hogan Bassey, una gloria local nigeriana, ha finiquitado al inglés Billy Kelly. Dick quiere ser el siguiente "Bassey". Pero la aclimatación es dura. Pierde sus 4 primeras peleas. Su mánager, Peter Bonasko lo abandona. Dick se encuentra solo en tierra extraña. Compagina el boxeo con un rosario de pequeños empleos. No le salen peleas. Ficha con Tony Vairo, un mánager de tercera, su nuevo entrenador, y amigo, será Maurice Foran.
Terry Downes "La Pantera de Paddinton" se cruza en su camino. Este londinense había emigrado a Nueva York, de muchacho, se había enrolado en los Marines, durante la guerra. Cuando abandone el boxeo, y vuelva a Londres, amasará una considerable fortuna, con una cadena de kioscos, algo nuevo en Inglaterra. Según Terry: "No sabría decir cual ha sido el mejor boxeador con el que me he enfrentado, pero lo que sí tengo seguro, es que nadie me ha pegado tan fuerte como Dick Tiger".
En 1958, consigue el título del Imperio Británico al derrotar a Patrick Macateer (como la mayoría delos púgiles ingleses, Macateer hará un tour por los USA... perdiendo todas las peleas).
En 1959, rompe con Vairo, y decide volar hasta América.

EL SUEÑO AMERICANO

En 1959, en USA le espera su nuevo mánager, Wilfred "Jersey" Jones, un anciano que ha cimentado contactos boxísticos con Europa desde su participación, como soldado, en las Grandes Guerras.
Lo introduce en el Lou Stillman Gym, el gimnasio abierto desde el amanecer, con sus dos legendarios rings, donde suben desde las estrellas hasta los paquetes (depende de quien se trate, suben a uno u otro ring). Dick, acostumbrado a entrenamientos caóticos, por fin está entre profesionales, entrenando con púgiles que le dan presión. Comienzan a pulirlo. Su magnífico crochet (tirado arriba, pues en Inglaterra, al tener que golpear sobre la cinturilla, fácilmente se considera golpe bajo), va cambiando, se le va adaptando a la pelea en corto, con body-shots, haciéndole trabajar su cintura (Tiger es un púgil muy bajo para el peso medio). Tiger aprende por emulación. Copia los gestos de sus rivales, y ante el espejo, los trabaja, para luego, en la pelea, anticiparlos. De ahí, su característico gesto de concentrar la atención en la guardia del rival, no en la mirada ("Nadie te pega con los ojos").
Tiene un debut, frustrante contra Calhoum (nulo y derrota a los puntos, muy contestada). Pero todo el sufrimiento que pasó en Inglaterra le da fuerza, sabe que puede salir del escollo.
Derrota a Gene Armstrong (lo pulveriza con body-punchs) en 1960.
Se va a por Girardello, también compañero del Stillman, y controlado por la Mafia. Pierde por puntos en Chicago, y en la revancha, Giardello le corta con un cabezazo.
Las siguientes peleas (Mims, Gene Armstrong, Salazar) se las apunta.
Las televisiones empiezan a competir entre si, y eso permite que la figura de Tiger se haga popular, en las sesiones de los jueves. Sus tatuajes en el pecho, su musculatura, le van dando un aura de "hombre de la selva", que le hace muy atractivo para el americano medio.
Además, la BBC inglesa repite sus peleas en Londres, y por ende, llegan a Nigeria.
Debe defender el título del Imperio Británico. Su mánager evade la revancha con Macateer, y consigue la pelea con un canadiense, Wilf Greaves. La pelea, en Canadá, se salda con un escandaloso veredicto a favor del local.
Intentarán que se mida contra Obdulio Núñez (un puertorriqueño sin ninguna relación con Inglaterra) y en la revancha contra el canadiense, Dick gana sin paliativos (con su serie: jab - cintura - crochet derecho - cintura - gancho de izda).
Fullmer, Pender, los primeras series escapan de Tiger. Es demasiado peligroso ya. Corre 1961.
Continúa ganando a Hank Casey, y al policía Spider Webb.
Siguiendo la estela de Fullmer, en 1962, Tiger acaba con el cubano Florentino Fernández, cuando Angelo Dundee tira la toalla en el 5º.
Le sigue un campeón sin corona, Henry Hank, una bestia de Detroit, con 37 Ko (entre ellos, varios semipesados de primera clase). Una pelea épica, de intercambio en media-corta. Una batalla entre dos púgiles sin padrino, infinitamente más dura que muchos campeonatos.
Ya sólo queda Fullmer, el mormón de Utah.

LA PERSONALIDAD DEL TIGRE


Dick Tiger se sale de los cánones ( como casi siempre) de los tópicos boxísticos. Hay multitud de anécdotas sobre su ironía, sentido de humor, y su tremenda buenhomia.
Cuando se fue a pelear a Edmonton, Canadá, un camarero, basándose en todas las películas que había visto sobre Tarzán, comenzó a gesticular con signos, y en un inglés propio de los indios de Hollywood, le preguntó que quería comer. Tiger, sin mala leche, le contestó con una sonrisa "Gracias, ya he despellejado un gato en la habitación y me lo he comido".
Un periodista en el mismo sentido le pregunto "Wamba, Wamba, Tiger, ¿hablas inglés?". Tiger, nada molesto, le contestó en un perfecto inglés "Un poco mejor que su Swahili".
Sobre la costumbre de convivir con su esposa incluso en tiempos de preparación de peleas, siempre comentaba a su preparador: "Vengo de Nigeria, no de Siberia".
Sobre la idea que algunos tenían de que su mote venía de haber matado un tigre: "Amigo, en África sólo hay leones. El primer tigre que vi , fue en el Zoo de Liverpool".
Sobre los tópicos de la antropofagia: "Mis hermanos y yo sólo comíamos colono una vez al año". Pero también sabia ponerse serio: "El único caníbal de mi país es el que te dispara por la espalda". Si hay algo que caracterizará la carrera de Tiger, es su buena relación con la prensa. Los mismos periodistas que le hacen preguntas sin sentido, acaban hablando con él de economía o política.
Los Ybo, etnia a la que pertenecía Tiger, tienen una terrible historia. Contrariamente a los típicos tópicos, esta etnia sorprendió a los colonizadores ingleses, por la capacidad de negociación, el trato mercantil, y la viva inteligencia, que dio pie a muchos convenios económicos. A pesar de sus costumbres (tatuajes en el pecho a los 10 años) , eran gente pacífica, inteligente y con una curiosidad innata.
Cuando en Nigeria se descubra petróleo, las multinacionales se lanzan a controlarlo, creando un gobierno títere, de corte militar. Entonces surge un movimiento separatista, encabezado por los Ybo (con minoría en el ejército), que buscan la creación de la Republica de Biafra. Eso generará una guerra civil, en 1967, que en África es sinónimo de genocidio.
Tiger tomará partido por su clan. Se especuló siempre sobre que hacía Tiger con su dinero. Vivía en una humilde pensión en NY. Las anécdotas sobre su vida le dieron fama de roñoso. Cuentan como pagaba con entradas, para ver sus peleas en el Madison, a los vendedores de ropa.
Lo cierto es que todo su dinero lo invirtió en Aba (una gasolinera, una peluquería, varias librerías), gestionado por sus familiares. Pero no era sólo eso. Pagó los estudios de muchos muchachos de su pueblo, contribuyó en la creación de hospitales, escuelas y... en la compra de armas para el ejército de rebeldes biafreños.
Los Ybo se les considera los judíos de África, por su riqueza, por su inteligencia... y por su lucha por un estado independiente. Una de las costumbres Ybo es la obligación de compartir la riqueza individual con su gente. Cuando pelee en Port Harcourt (cerca de Aba), la Junta Militar controlará todos sus movimientos, pero no podrá impedir que done todo lo recaudado a la milicia. Los rebeldes lo nombran teniente de su clandestino ejército. Aún no lo sabe, pero la causa de Biafra arrastrará a Tiger. Probablemente, si hubiera empleado la cabeza en vez del corazón, hubiese ocupado otra trinchera.

EL TIGRE EN EL COLISEO

Es la hora de la verdad. Y la verdad pasa por Gene Fullmer. He hablado de Fullmer en otros artículos. Un boxeador tosco como todos aquellos que llegan de forma tardía al boxeo, pero con una dureza brutal avalada por su victoria sobre Robinson, y muy probable causante de la posterior muerte de Kid Parett a manos de Griffith. Dick y Fullmer se enfrentarán 3 veces, prácticamente seguidas, una en 1962, donde Dick se proclama campeón de los medios, a los puntos, y otras dos en 1963: un nulo bochornoso, en las Vegas, ante un Fullmer huidizo, y por último la pelea en Aba.
Se habla del Ali -Foreman.
Pero la carga política que tuvo esta pelea siempre se ha silenciado. Tiger fue presentado por la Junta Militar como nigeriano, financiando parte de la pelea, aunque al final les saldría el tiro por la culata, pues fue tomado como un símbolo por los biafreños (parte de la bolsa fue desviada por Tiger para su causa).
Representó para todo un pueblo, una raza, la fehaciente realidad de que un desheredado, un modesto emigrante, un pobre paria, podía vencer (literalmente demolió en 7 asaltos a Fullmer, al que retiró) a todo un campeón del peso medio de la nación más poderosa de la Tierra. Tiger demostró, simple y llanamente, que era un héroe. Les abrió un camino, les demostró que era posible, les desveló una verdad oculta.
Tras las tres peleas, Tiger se enfrentará a un viejo conocido, Joe Giardello, un púgil al que se le había retirado la licencia por su conexión con la Mafia. Giardello le supera en altura, Tiger tiene enormes problemas para dar el peso. La pelea, muy reñida, se salda a favor del italiano. Es su tercera derrota con el mismo rival. Pierde el título. Cualquier otro se derrumbaría. Cualquier otro que no fuese el "Tigre".
En 1964, hace 3 peleas, contra José González y Don Fullmer, que gana, y otra que pierde contra Joey Archer. Sólo es el comienzo de la nueva carrera del Tigre.
En 1965, noquea al argentino Juan Rivero (el único que consiguió hacerlo en sus 54 peleas), hace un clásico de pelea dura contra Rubin "Huracán" Carter ("Mi pelea más dura, dentro y fuera de un ring") ganándole en 10 asaltos.
Pide la 4ª oportunidad contra Giardello.
El italiano se lleva 50.000$ o el 40% de la taquilla (incluida la TV), Tiger 15.000$ o el 20%. 17.000 espectadores. 160.000$ de recaudación. El Tigre, esta vez gana 9 asaltos frente a 7 del italiano. Recupera el título. Nigeria es una fiesta.
Detectan sangre en su orina. El médico, una "luminaria" más, no le da importancia: "Estos boxeadores, se destrozan entre ellos y luego vienen a que los reconstruyamos".
En 1966, peleará haciendo varias exhibiciones en Port Harcout. El dinero, subrepticiamente, va a parar a la causa biafreña. Incluso hará de monitor físico para los rebeldes. Es un mito, necesario en cualquier tipo de causa.
El bajo entrenamiento le cuesta la pelea con Griffith. Tras la pelea, se queja de dolores en el costado derecho. No le dan importancia.
No consigue dar el peso medio. Pasa directamente a disputar el título del semipesado. Hará dos peleas memorables contra el medallista olímpico, de Puerto Rico, José Torres (que luego será periodista y escritor de una interesante biografía de Ali). A la sazón, Torres es campeón del semipesado. Las dos victorias de Tiger, le hacen acaparar el honor de otro campeonato en otra categoría (las distancias tan tremendas de peso se salvan hoy con los supermedios). Campeón dos veces del peso medio, y ahora del semipesado. El primer africano que lo consigue.
Pero lo que verdaderamente centra la atención de Tiger, es que Biafra se separa de Nigeria, y se proclama República. 1967 es el punto de inflexión, para Tiger y para su pueblo.
LA CUESTA ABAJO


En 1968, un sheriff de El Paso, 20 cm más alto que el Tigre, y con 29 años viene en pos del título. Se llama Bob Foster. Tiger tiene 38 años, hay cerca de 5 Kg de diferencia, no es de extrañar que las apuestas, en el Madison, estén 12-5. La recaudación, para ese peso, es tremenda, 100.000$.
La pelea fue un toma y daca, en los 3 primeros asaltos, con un Tiger intentando acortar distancias con cintura y bascular al rival con golpes curvos, y un Foster defendiendo la zona central del ring, no solo con rectos, sino también con sus hook de recepción a la contra.
En el 4ª asalto, en la zona central, el tejano conecta una derecha que deja sin alma al nigeriano, rematando con un hook de izda.
Será la primera y única vez, en sus 18 años de carrera, en sus 88 combates, que el Tigre no se levante a la cuenta.
Foster reinará 6 años en el semipesado, retirándose como campeón. Recuerda aún, cuando visitó al nigeriano en su vestuario, como le recibió con una sonrisa.
Tiger, una vez más, no se desanima, e intenta otra oportunidad de disputar la revancha. Pelea ese mismo año contra Frankie de Paula, en una de las mejores peleas del Garden.
Tiger se va a la lona en el primer asalto, al ser cazado con el uno-dos del italiano. Dick hace gala de su resistencia y encaje, se mete otra vez en la pelea, centrándose en el trabajo al cuerpo. En el 3º, de Paula se va 2 veces a la lona. En el 10º y último, De Paula ha recibido tanto castigo al cuerpo que no tira ni un solo golpe.
Pelea del año para The Ring.
De Paula será asesinado 4 meses más tarde, tiroteado por la espalda.
Tiger comienza a sufrir espasmos en su costado derecho. La hematuria no se le ha quitado. Los médicos achacan al boxeo sus padecimientos.
La cuesta abajo se precipita. La Junta Militar que gobierna Nigeria sofoca la insurrección de Biafra con una carnicería. Tiger está en la lista. Todo, absolutamente todo, le es confiscado (su librería, su gasolinera, sus negocios), su familia es perseguida y encarcelada. Tiger, que jamás quiso la nacionalidad norteamericana, es ahora, simple y llanamente un "refugiado político".
En 1969 hace 3 peleas, ganándolas todas, incluido Benvenuti. Pero su estado físico es lamentable. Entra en una profunda crisis. En 1970, vuelve a pelear contra Griffith, perdiendo a los puntos en una decisión que se recuerda como un grandioso escándalo.
Será su última pelea.
No puede más, ni física ni moralmente. Los periodistas especializados, en unión, le ayudarán tanto en su situación administrativa, como consiguiéndole un trabajo en el Museo de Ciencias de NY, ejerciendo como guarda. Por las noches, duerme en un albergue para necesitados, en Brooklin. Un día amanece desmayado, encogido sobre si mismo, en un rictus de dolor. Se le ingresa varios días en un hospital del Village.
El Tigre tiene cáncer.
Quizás desde hace varios años. La sangre en la orina sólo era un síntoma.
No hay ya nada que hacer.
El Tigre sólo suplica una cosa, morir en África. Pero ya ni Biafra, en términos jurídicos, existe.
Otra vez más, los periodistas, encabezados por Larry Merchant (comentarista de HBO), presionan a las Naciones Unidas, le pagan el viaje. La Junta Militar no quiere un mártir más, y menos con esos apoyos.
La noticia de la llegada del Tigre no pudo ser silenciada. Más de 20.000 peregrinos recorren a pie las polvorientas carreteras de Nigeria, para rendir tributo al héroe. Se quedan anonadados al ver un macilante y plomizo Dick Tiger, carcomido por la enfermedad.
A su funeral, en 1971, no acudió ningún representante de la Junta Militar. No sucedió lo mismo con los medios de comunicación. NY Times, London Times, televisiones, acudieron a la ceremonia. Desde un monte cercano, biafreños irreductibles dispararon salvas.
Fue, simplemente, el funeral de un héroe.
Hoy sus restos descansan debajo de una solitaria acacia.
Hoy, si uno quiere acercarse a la figura de Dick Tiger, solo puede hacerlo con bibliografía de escritores nigerianos (magnífica la biografía de Adeyinka Makinde, o los artículos de Phillip Eneagwali).
Es una historia tan agria, que no creo que se vaya a llevar al cine. Se ha sepultado la victoria sobre Fullmer. Sólo para los biafreños tiene valor.

En el tibio debate de Antena 3 sobre el boxeo, el Sr. Salas habla sobre pateras, explotación del hombre, Safiya, Nigeria... etc.
El Sr. Salas tiene todo el derecho de opinar, y como es lógico debe de respetársele. Como debe de respetarse el derecho del hombre a luchar.
Hoy hay datos, sobre lo que nosotros, el 1er. Mundo, consumimos. Si la energía, de todo tipo, se unificara en una sola medida/precio, el valor total por persona probablemente le borraría la sonrisa al Sr. Salas (y eso que se dedica al humor). Necesitamos sus recursos, entre otras cosas, para fabricar y comprar coches franceses con buenos descuentos.
Nosotros le montamos las guerras, donde ellos se matan, articulándolas de una forma tan hipócrita que produce náusea.
Somos tan hipócritas (lo digo en plural), que conozco más de un médico que se apunta a una ONG para practicar su profesión, sin que sus errores le repercutan en su carrera.
Pero, francamente, me parece rizar el rizo, pedir encima, a gente como Dick Tiger, que no luche, aun en trincheras y causas equivocadas y perdidas.
Además, es inútil, ya lo hacen, Sr. Salas. Desde que nacen.
A un prestigioso médico, que me operó hace muchos años, le encantaban los Safaris. A veces, creer que África es Disneylandia acarrea muchos problemas, Sr. Salas. Dicho médico debería haberlo tenido en cuenta, debería haberse fijado en la reacción de sus porteadores, al ver el helicóptero del ejército, buscando refugio. No fue acertado saludar a la tripulación de dicho helicóptero con un fusil de mira telescópica en la mano. A la 3ª pasada de dicho helicóptero, Sr. Salas, los restos del insigne galeno cabían en una caja de zapatos.
Tarde o temprano, vendrán aquí (ya lo están haciendo), se colarán por debajo de la puerta.
Y se lo aseguro, Sr. Salas, saben luchar. Piense en ello. Reflexione.
En el Zoo de Moscú, Sr. Salas, al último que se comen.... es al Tigre.
Un saludo.

Francisco Menéndez Campa

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